No es habitual que los destinatarios de proyectos sean los propios orientadores educativos, pero en este caso así es. Tampoco hay muchos artículos sobre la organización del trabajo de un orientador. Sin embargo, creo que es importante empezar a invertir en ello puesto que una mejora en la organización redunda en una economía de tiempo y esfuerzo, aspectos muy valiosos en nuestro entorno. Y más tiempo dedicado a los alumnos y menos a los papeles contribuye a mejorar su desarrollo académico y personal.
El proyecto lo elaboré ser utilizado en mi trabajo diario como orientadora educativa en un centro de Educación Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional.
Así mismo ha sido utilizado este mismo curso por otras orientadoras en sus propios centros. También es fácilmente adaptable a centros de Educación Primaria.
A lo largo de los años que un alumno pasa en un centro educativo el orientador va recabando múltiples datos sobre su vida académica y sus propias características: desde los datos recogidos en la coordinación con el servicio de orientación del centro anterior, hasta las informaciones que se recogen en las juntas de evaluación, pasando por el resultado de pruebas colectivas o individuales, las intervenciones que se han podido llevar a cabo con el alumno, entrevistas con él o con la familia, información recibida de otros organismos como servicios sociales, observaciones de tutores o profesores, y un largo etcétera.
Los datos se acumulan a lo largo de los años, al tiempo que el alumno cambia de curso y de grupo, resultando costoso tenerla actualizada y accesible. Multiplicado por el número de alumnos del centro.
Esta información es muy valiosa a la hora de tomar decisiones relativas al alumno, por lo que la habilidad del orientador a la hora de recoger, almacenar y actualizarla es determinante.
El proyecto lo he llevado a cabo yo misma, aunque tengo que agradecer la ayuda de algunos compañeros de trabajo que me han asesorado y ayudado en la parte técnica, especialmente Javier y Andrés, con grandes dosis de profesionalidad y paciencia.
También han colaborado compañeras orientadoras en la fase de comprobación de su efectividad.
2019-2020 El proyecto ha abarcado el curso completo en varias fases.
Como tantas veces sucede, lo más costoso ha sido lo que no se ve. He invertido muchas horas en buscar y testar aplicaciones y programas hasta encontrar el que reuniera los requisitos necesarios de seguridad de los datos, agilidad de uso, compatibilidad y economía. Y en hablar con otros orientadores para ver qué sistemas de organización de información utilizaban. Abarcó casi todo el primer trimestre con muchas horas de trabajo.
En el mes de diciembre pasé a la segunda fase: conocer bien todas las herramientas de la aplicación y darle forma. Estuvo lista para la sesión de evaluación de la primera evaluación.
El segundo trimestre lo dediqué a probar su funcionamiento e introducir algunos cambios para su mejora.
En el tercer trimestre lo compartí con otras compañeras orientadoras que lo utilizaron en sus centros. Para finalizar con la evaluación del proyecto en el mes de junio.
Para realizar la evaluación, tres orientadoras educativas, dos compañeras y yo, hemos utilizado el sistema en nuestros tres centros educativos durante el último trimestre de curso. Al final del mes de junio he recogido las valoraciones, que han sido muy positivas: el sistema funciona.
Los elementos más valorados han sido:
• Permite tener toda la información en un único lugar.
• Supone un importante ahorro de tiempo.
• Es posible utilizar el sistema en distintos dispositivos, en el despacho, en un aula o en casa.
