Títol: Expedición Tahina-Can: Preparando el viaje de la universidad al mercado laboral
Edició: 2021
Categoria: Institución
La Expedición Tahina-Can es una iniciativa académica destinada a apoyar a los universitarios españoles (de cualquier universidad y de cualquier carrera) a preparar “su” particular viaje desde las aulas al mercado laboral. Se trata de una expedición académica que, desde 2004 y cada año, recorre un país del mundo con el objetivo de acompañar al alumnado en la definición de su trayectoria académica (qué, cuándo y por qué estudiar) y para analizar y reflexionar las características del escenario laboral. La metodología empleada para tratar de alcanzar estos objetivos gira alrededor del viaje como motor de búsqueda, reflexión, introspección y expresión con el entorno, con el otro y con uno mismo. Esta apuesta metodológica adquiere un impulso renovado en el actual contexto pandémico que demanda iniciativas y proyectos que potencien el viaje al otro, la convivencia y la interculturalidad. Además, el proyecto se caracteriza por cubrir en cada país visitado un programa académico que incluye diferentes visitas y actividades, tales como:
El proyecto se estructura alrededor de dos conceptos que de gran valor en la formación académica, profesional y vital de cualquier ciudadano: el viaje y la comunicación. Durante la Expedición, los estudiantes establecen lazos de cooperación entre universitarios españoles y estudiantes, docentes e instituciones de los países que cada año visitamos; conocer proyectos de jóvenes emprendedores, visitan “incubadoras” y viveros empresariales, etc. A lo largo del proyecto, los participantes se agrupan en diferentes equipos de trabajo y desarrollan diferentes materiales o contenidos. Además, cada alumno debe construir una bitácora personal, como testimonio de sus vivencias y reflexiones a lo largo del viaje. Los participantes proceden de diferentes carreras y estudios. Desde su creación, en el año 2004, alrededor de 750 estudiantes de toda España han participado en esta iniciativa.
La Expedición ha definido 10 grandes objetivos o metas a alcanzar a lo largo del viaje (así como en la etapa previa y posterior a la aventura).
Son los siguientes:
La Expedición se dirige a todos los universitarios de todas las universidades españolas. La “tripulación” de este particular viaje está integrada por estudiantes con interés por conocer realidades socio-culturales que les son ajenas; que quieren ver cómo funcionan empresas, ONG, medios comunicación del país visitado; que pretenden participar en el desarrollo de proyectos de cooperación; que quieren intercambiar opiniones e inquietudes y que, ante todo, buscan embarcarse en una aventura formativa grupal y en un viaje hacia uno mismo. El proyecto cree en la riqueza de la variedad de perfiles y disciplinas. Hasta la fecha han participado en Tahina-Can universitarios de carreras como Medicina, Economía, INEF, Derecho, Química, Filosofía, Bellas Artes, Humanidades y Veterinaria, entre muchas otras especialidades.
La universidad (y, por ende, la educación) necesita ser objeto de una somera y profunda reflexión. El profesor e investigador de Políticas Públicas de la Universidad de Harvard, Dan Levy (Amiguet, 2017), el director del eLearning Center de la UOC, Lluis Pastor (Farreras, 2016), el experto en innovación y miembro de Singularity University, David Roberts (Torres, 2016) o el decano de la Universidad de París -más conocida como La Sorbona-, Francois-Guy Trebulle (Fernández, 2018), entre otros, coinciden en apuntar que las universidades están en peligro de desaparecer si no se adaptan a las particularidades del actual escenario. Esta advertencia o pronóstico –más allá de que se materialice– redunda en la necesidad de repensar la educación a partir de las particularidades y las transformaciones de los diferentes actores y procesos que poseen un protagonismo destacado en el mismo: el perfil de alumnado, las metodologías docentes, el rol del profesorado y el tipo de evaluación aplicada para certificar la adquisición de habilidades y competencias. Desde que McLuhan pronosticara en 1960 la irrupción de “aula sin muros”, diversos autores, como Stinson (1997), Prensky (2007), Piscitelli, Adaime y Binder (2010), Pastor (2010), Pérez-Tornero, Tejedor, Simelio y Marín (2015), entre otros, han incidido en la necesidad de reformular los procesos formativos con el objetivo de incrementar el componente lúdico, motivador e inmersivo. La Expedición Tahina-Can es un proyecto que nace como una respuesta a la necesidad de idear nuevos escenarios y nuevas metodologías de aprendizaje, especialmente, en el marco de una sociedad donde los contenidos se han transformado en unidades portátiles, personalizadas y participativas. La expedición busca responder a la idiosincrasia de la juventud actual con un proyecto basado en el aprendizaje por proyectos conectado con la resolución de problemas y en análisis de contextos. Un viaje convertido en aula itinerante es la mejor herramienta para ofrecer al estudiantado herramientas y recursos que les permitan definir, proyectar y alcanzar sus metas profesionales. La expedición les anima a preguntarse y las ayuda a responder a cuestiones vitales a nivel personal y profesional: ¿Qué me gusta hacer? ¿Cómo me proyecto profesionalmente? ¿Cuáles son mis potencialidades y habilidades que puedo usar a nivel profesional? ¿Cómo la comunicación puede ayudarme a mejorar mi inclusión laboral?
La idea de que el viaje es fuente de educación continua vigente y puede entenderse como una práctica constructivista (Vygotsky, 1978). La sistematización del viaje como currículo se manifiesta a través de diversas iniciativas que no sólo recogen el valor formativo del intercambio cultural, sino que en ellas se propone además una educación en valores basada en la responsabilidad, el compromiso y la comprensión hacia otros países y culturas. Una experiencia vital integrada por equipos interdisciplinarios en la que se produce un antes, un durante y un después muy intensos. Bajo el paradigma de que el conocimiento se construye, el modelo constructivista interpreta al viaje como un proceso de aprendizaje basado en la construcción autónoma del conocimiento. Por una parte, permite la asimilación de nuevos conocimientos con ejercicios en los que los sujetos activos dan significados a nuevas experiencias (Blashki y Nichol, 2008). Por otra parte, el proceso de aprendizaje genera estados de desequilibrio —en su enfrentamiento a nuevos contextos en los que el viajero se enfrenta a escenarios desconocidos— que exigen del sujeto momentos de reacomodación que propician cambios en las estructuras de pensamiento: (Medina Gallego, 2003). Piaget (1973), Kohlberg (1992), Ausubel y Sullivan (1983) y Vygotsky (1978) coinciden en que la construcción del conocimiento se realiza desde las estructuras cognitivas individuales. La teoría constructivista señala que esa estructuración se propicia desde espacios cotidianos como el hogar, la escuela, la sociedad. El constructivismo retoma las experiencias directas del viajero y las reorganiza para, con la experiencia del viaje, generar un cambio conceptual que propicia el aprendizaje significativo (Ausubel y Sullivan, 1983). Mediante las experiencias personales, las interacciones sociales y la metacognición, los participantes del viaje adquieren la capacidad de pensar de forma crítica, de razonar y de desarrollar la comprensión (Driscoll, 2005). El aprendizaje por proyectos, el estudio de casos, la resolución de problemas y la construcción de “relatos” (“storytelling” educativo) conforman la esencia metodológica del proyecto. Partiendo de este acervo teórico, la Expedición plantea una iniciativa formativa inspirada en el aprender haciendo, pero incorporando un nuevo concepto: viviendo
La Expedición posee un laboratorio o taller de producción de contenidos móvil, integrado por: 3 cámaras de vídeo; 12 ordenadores portátiles; 8 grabadoras de audio y 2 cámaras de fotos. Todo ello se ha visto impactado en las últimas ediciones del proyecto por la tendencia, conocida como MOJO o Mobile Journalism: cada alumno puede hacer uso de su propio teléfono móvil como aparato para la captación y procesamiento de declaraciones, testimonios e historias. La organización entrega a cada estudiante un cuaderno en papel que se convierte en su bitácora de viaje y deben rellenar a lo largo de la Expedición.
La Expedición tiene un carácter anual. El viaje suele desarrollarse la primera quincena de septiembre, pero varias según el destino. Además, antes y después de la expedición se desarrollan diversas actividades: presentaciones, debates, talleres y espacios dedicados a la ideación de proyectos. La expedición, que cuenta con unos 50-60 expedicionarios por cada edición, ha visitado desde su lanzamiento los siguientes destinos: “México: Viaje al mundo maya” (edición 2004), “Ecuador: De Quito al Amazonas” (edición 2005); “República Dominicana: por tierra de tahinos” (edición 2006); “Cuba: una isla en su encrucijada” (edición 2007); “Perú: Rumbo al mundo inca, cooperación en los Andes” (edición 2008); “Ecuador: de la mitad del mundo al corazón del Amazonas” (edición 2009); “Chile: Crónica de la reconstrucción” (edición 2010); “Marruecos: viaje al reino del lejano poniente” (edición 2011-2012); “Tailandia: aventura en el reino del Siam” (edición 2013-2014); “Uzbekistán: A Samarcanda por la Ruta de la Seda” (edición 2015); “República Dominicana: El reto de la educación” (edición 2016); “Colombia: En busca de la ciudad perdida – homenaje a la paz” (edición 2017); “Yucatán: Tesoros del mundo maya” (edición 2018); “Irán: Encuentro de naciones – Diálogo de culturas” (edición 2019); “Egipto: Tras los pasos de Heródoto” (edición 2021).
El proyecto ha llegado en sus 15 ediciones a más de 750 estudiantes de toda España que conforman una red de egresados que intercambian sus aventuras profesionales y que incluso han llegado, tras la expedición, a crear proyectos de emprendimiento conjuntos. De este modo, el proyecto hace un seguimiento a esa “comunidad” de jóvenes talentos y a sus andaduras profesionales. Esto se materializa en noticias, entrevistas o reportajes a antiguos expedicionarios que, a través del ecosistema digital del proyecto, dan a conocer sus logros profesionales. Además, internamente, la evaluación de los resultados y el impacto del proyecto se mesura a través de: 1) Debates y charlas: A lo largo de la expedición se llevan a cabo sesiones de reflexión, discusión y debate sobre los lugares visitados, los proyectos conocidos y sobre temas generales relacionados con los estudios, la inserción laboral, la transformación del mercado de trabajo, la importancia de aprender a emprender, etc. 2) Presentación de trabajos: El programa prevé la presentación –generalmente al final de la jornada- de dos o tres presentaciones de trabajo en las que los expedicionarios presentan el resultado de los trabajos que han ido confeccionando y reciben la retroalimentación de sus compañeros y del equipo docente. 3)
Cuaderno de bitácora: Cada expedicionario debe ir escribiendo su propio cuaderno de viajes con sus impresiones, reflexiones, inquietudes, dudas, desencuentros, certezas, etc. 4) Encuesta: El alumnado realiza una encuesta antes del inicio del viaje y otra al final de la Expedición. Esta herramienta permite mesurar el impacto de la iniciativa, el cambio en la visión del estudiantado, sus expectativas profesionales, etc.